El presidente francés obtiene un 58,54% de los votos frente al 41,46% de la candidata de extrema derecha con el 100% escrutado.
El presidente de Francia y candidato a la reelección, el liberal Emmanuel Macron, derrotó este domingo a la candidata de ultraderecha, Marine Le Pen, en la segunda vuelta de las elecciones. Con el 100% de los votos escrutados, el liberal obtuvo un 58,54% de los votos frente el 41,46% de sufragios para la aspirante extremista. El triunfo del candidato liberal, aunque alivia a los inversores, es agridulce ante la altísima abstención y el hecho de que la extrema derecha del país haya logrado sus mejores resultados hasta la fecha. Con todo, lanza un mensaje de estabilidad en el plano económico para el nuevo ciclo político que se abre, cuya configuración final saldrá de las legislativas que se celebran en junio. El euro, que subió en la noche electoral, baja frente al dólar en los primeros compases de la sesión.
Y es que la distancia entre los dos candidatos es en todo caso es inferior a la de hace cinco años, cuando fue de más de 30 puntos (66% frente a 34%). Ambos competían para ocupar el Elíseo durante los próximos cinco años en una jornada marcada por una alta abstención, que se situó en el 27,63%, la más alta en medio siglo en una segunda vuelta, solo superada por las presidenciales de 1969, marcadas por la retirada de De Gaulle tras las revueltas estudiantiles del año anterior y por un claro llamamiento a la abstención de la izquierda.
La victoria de Macron supone un bálsamo para los mercados, pero la fractura social en Francia y el crecimiento de la candidata de extrema derecha, nacionalista y euroescéptica, deja también muchas dudas en el aire, máxime en un momento crítico para Europa que trata de recuperarse de la sacudida económica del Covid mientras hace frente a la guerra en Ucrania con la potencia de Rusia como principal adversario.
Durante su discurso tras conocerse los resultados electorales, pronunciado frente a la Torre Eiffel, Macron se mostró prudente. El presidente limitó la ceremoniosidad de 2017 y reconoció que el resultado electoral pone de manifiesto «un país lleno de dudas» y prometió trabajar para darles una respuesta.
Tras asegurar que ha «dejado de ser el candidato de un partido para convertirse en el presidente de todos», se comprometió a «escuchar el silencio» de los abstencionistas y «la cólera» de quienes optaron por su rival y prometió abrir «una nueva era» con una «nueva ambición».
El presidente, que a causa de la reforma constitucional de 2008 que limita a dos el número máximo de mandatos consecutivos no podrá presentarse en 2027, reconoció que no será una tarea fácil. Arrasa en las grandes ciudades, entre los electores con cierto nivel adquisitivo y entre los mayores, pero sigue sin convencer en las regiones más deprimidas.
Le Pen por su lado denunció «métodos desleales» para apartarla del Elíseo, consideró que su resultado «es una victoria en sí misma» y consideró que sus ideas «han dominado» durante la campaña electoral, por lo que pidió un fuerte apoyo en la Asamblea Nacional para «constituir un contrapoder a Macron».
«En esta derrota veo una forma de esperanza. Este resultado representa para nuestros dirigentes y para los dirigentes europeos un desafío que no pueden ignorar», aseguró Le Pen.
A pesar de las dudas que se abren, la victoria de Macron lanza un mensaje tranquilizador y de estabilidad en el plano político y económico. En las últimas semanas, los analistas internacionales coincidieron a la hora de reconocer que mientras una reelección de Macron representaría continuidad para los mercados y la construcción europea, una victoria de la ultraderechista dinamitaría el proceso de integración europea y sacudiría al euro, las primas de riesgo y las Bolsas.
Según advirtieron varios expertos, una victoria de la extrema derecha estaría a la altura del Brexit y de la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump. La supuesta mayor soberanía francesa frente a la UE que defiende Le Pen podría haber alterado a los mercados y a los inversores extranjeros, afectando directamente a gigantes como BNP Paribas y Société Générale, según los analistas.
Desde Barclays indicaron la semana pasada que Macron probablemente continuará implementando reformas favorables a los negocios y la transición verde y la reducción de las desigualdades. Esto probablemente tenga implicaciones positivas para el crecimiento y el empleo, pero la reducción de los déficits públicos sería lenta. Por el contrario, la elección de Le Pen habría conllevado políticas proteccionistas, pérdida de competitividad y de atractivo para los inversores extranjeros, así como la persistencia de grandes desequilibrios en las finanzas públicas.
Desde Citi indicaron que con una eventual victoria de Le Pen el valor del euro podrías haber caído a 1,06 dólares debido a la erosión de la integración europea. El banco japonés Nomura, por su parte, estimó que incluso podría caer hasta 1,03, mínimos no vistos desde 2016.
Por todo ello, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, felicitó a través de Twitter al presidente francés por su reelección al frente del Elíseo y dijo que espera hacer avanzar juntos “a Francia y a Europa”. El presidente de España, Pedro Sánchez, aseguró por su parte que con el triunfo de Macron en la segunda vuelta de las elecciones «gana la democracia. Gana Europa».